Palanganero



Recorriendo un día más internet, en busca como siempre de aprender cosas nuevas para mis jabones he aparecido en un blog donde una chica explicaba como había restaurado un palanganero antiguo…. y otra vez me han invadido los recuerdos…..

Yo creo que en mi infancia me gustaba ir al pueblo por lo diferente que era mi vida allí en comparación con la ciudad.

En casa de mis abuelos había una habitación a la que llamaban “sala “ decorada poco convencionalmente y con un uso poco definido. Tenía una mesa redonda y sillas en medio de la habitación y allí se comía cuando éramos muchos y no cabíamos en la cocina.

En una de las paredes había un armario ropero con 2 espejos un poco oxidados ya por la edad, supongo que debia ser de cuando mis abuelos se casaron…. y con dos cajones grandes. En el de abajo que a mi me daba un poco de “ yuyu “ mis abuelos guardaban la “ mortaja “ ( que mal rollo, tener preparado un traje para que te vistan cuando te has muerto verdad ?? ) Pues así de previsores eran entonces. Ese armario sigue estando hoy en día en mi casa del pueblo.

Al lado del armario, en una esquina por la que entraba la luz de ese sol de Castilla por una ventana de compuertas de madera, había un palanganero, con una palangana y una jarra de porcelana blancas. Esa era nuestra ducha. Nos lavabamos por “ partes “ que se suele decir. Ya os he comentado alguna vez que no teníamos agua corriente. Al acabar tirábamos el agua a la calle, que estaba logicamente sin asfatar y por la que pocos vehículos a motor más que algún tractor pasaba de vez en cuando.

A veces los recuerdos se difuminan y no tengo a nadie para preguntar como lo recuerdan ellos o que recuerdan más que yo. Recuerdo por ejemplo la toalla colgando del toallero perfectamente doblada y decorada con una puntilla impecable de ganchillo hecho por mi abuela, y con sus iniciales bordadas, pero sin embargo no recuerdo que jabón usabamos para lavarnos. Pero os aseguro que no era gel de supermercado.

Ese palanganero tambien sigue estando hoy en mi casa del pueblo, en un cuarto de baño más moderno. No tiene ya ni la palangana ni la jarra de porcelana, ni tampoco lo usamos para lavarnos, pero ahí sigue año tras año para recordarme aquellos años felices de mi infancia que no olvidaré en la vida.

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